Entrevista a Raquel Castro
por: Joselyn Silva
Muy buenas tardes, Raquel, soy
Joselyn Silva [y formo parte del proyecto de crítica de la nueva
narrativa mexicana, dirigido por la Dra. Silvia Ruiz Otero, de la
Universidad Iberoamericana. El producto principal de este proyecto es
el portal de internet Opalescencias,
donde reunimos información de autores, entrevistas, reseñas,
crítica, entre otras cosas.]*
Ay, pues muy buenas
tardes y muchas gracias por la invitación.
Primero que nada, ¿me puedes dar
una semblanza muy breve de tu persona?
Bueno...ay qué
difícil. Me llamo Raquel Castro, tengo 36 años, durante mucho
tiempo me he dedicado principalmente a escribir guiones para
televisión. Estuve durante un tiempo en Canal Once...antes de eso
hice algunos guiones para la BBC de Londres en coproducción con la
SEP, una cosa muy extraña y bueno, después de hacer guiones mucho
tiempo incursioné en la burocracia. Trabajo en la Coordinación
Nacional de Literatura del INBA. Paralelo a eso, escribo siempre que
puedo, todo lo que puedo; menos de lo que quisiera, pero tanto como
puedo. Y tengo una novela que se llama Ojos llenos de sombra que
acaba de ganar el Premio Gran Angular de Literatura Juvenil, que da
la editorial SM, aparte tengo un libro de cuentos que estoy tratando
de acabar de armar para poder buscarle editorial. Soy súper fan de
los zombis, me gustan mucho los gatos, la música, el sentido del
humor, divertirme, internet...Esos son los intereses entre los que
reparto mi tiempo.
Mencionas que trabajaste como
guionista. ¿Eso influye de alguna manera al momento de escribir
narrativa?
Yo creo que sí,
para bien y para mal. De hecho al principio me costaba mucho trabajo
escribir...después de estar haciendo guiones, cuando quise
retomar la idea de escribir cuentos o alguna otra cosa, me costaba
mucho trabajo porque todo lo quería poner visual y todas las ideas
que se me ocurrían yo pensaba “es que como película estaría
padrísimo” y tardé un ratito en poder cambiar el switch. Me
sirvió mucho dejar de trabajar en El Once para volver a pensar de un
modo más narrativo, pero eso es como la parte negativa. La parte
positiva es que el guionismo es muy estructurado, no das un paso sin
saber cuál es el que sigue, entonces si bien no soy tan cuadrada y
si una historia se quiere ir por otro lado pues ni modo, por allá se
tiene que ir, sí me servía mucho saber como hacia dónde estaba
tratando de llegar yo, escribir una sinopsis de qué iba a tratar mi
historia, hacer las biografías de los personajes...De hecho esta
novela, Ojos llenos de sombra, justamente la trabajé al principio
como si fuera un guion, creando de dónde voy, a dónde quiero
llegar, quienes son mis personajes, cuáles son sus características,
y me ha servido mucho.
¿Cómo fue que empezaste en este
ambiente literario? ¿Tomaste algún curso, empezaste a escribir por
tu cuenta...?
Mi mamá era
maestra de literatura, de lectura y redacción en una vocacional del
Poli. Entonces un poco traía ya la desviación familiar. Me leía,
escribíamos juntas, me acuerdo mucho que me leía las novelas de
Corín Tellado y me decía “ahora vamos a escribir una nosotras. A
ver, la protagonista tiene que ser bonita pero no una belleza...”
Nos burlábamos de las propias frases hechas de Corín Tellado,
íbamos escribiendo nuestras historias, entonces para mí siempre fue
una necesidad, un juego, además, una cosa muy lúdica. Pero por lo
mismo que era muy lúdico, en el momento en que te aburres de jugar
lo botas y ya, entonces no tenía mucha estructura en ese sentido.
Luego traté de entrar a un taller literario, pero no duré mucho, la
verdad, me distraía con otras cosas. Lo intenté varias veces desde
la secundaria y digamos que ya tomármelo en serio fue...hará unos
tres años, más o menos y sí, formé un taller literario con unos
amigos y con Alberto Chimal. Ahí íbamos leyendo nuestros trabajos
cada quien y comentándolos y eso fue al final lo que me impulsó
más.
Aparte del cuento y la novela, ¿has
trabajado otros géneros?
A parte del cuento
y la novela...como dice José Luis Zárate, “no soy poeta y tengo
los poemas que lo demuestran”, alguna vez traté de escribir
poesía, pero no es mi máximo. Lo que me gusta mucho es el ensayo y
por ejemplo, todo el tiempo que estuve escribiendo para revistas,
para mí no eran artículos, eran ensayos y yo me la tomaba muy por
ese lado. Me gusta mucho ese género, pero creo que nada más, y los
guiones.
¿Qué es lo que te gusta del
ensayo?
Me gusta mucho la
posibilidad de elucubrar sobre un tema y reflexionar sobre él y dar
mis propias opiniones. A lo mejor es un poquito hasta soberbio,
porque como yo estudié periodismo, yo decía “sí, hacer notas
periodísticas está bien padre, hacer crónicas, reseñas...” pero
cuando entrevistas a alguien, tienes que dar su opinión tal como la
dijo. En cambio, la posibilidad de decir lo que a mí se me ocurre
sobre determinado tema, sí investigarle, pero al final dar mis
propias opiniones y poderle meter mi sentido del humor, eso me gusta
mucho y yo creo que eso es lo que me atrae del ensayo, del ensayo
literario, digamos, no del académico, porque con ése híjole, ando
súper peleada.
Hablando de tu novela, Ojos
llenos de sombra, ¿de dónde surgió la idea para
escribirla?
Pues un poco de mi
necesidad como lectora. Yo en mi adolescencia, bueno, a parte de que
escribir me divierte mucho, leer me divierte mucho, entonces me leía
todo lo que había en la casa, compraba libros a cada rato, o los
tomaba prestados, o lo que fuera. Y conforme fui creciendo, yendo a
fiestas, conociendo gente, involucrándome con la subcultura oscura
de la Ciudad de México, que es donde pasé un buen rato, me empezó
a inquietar que no había libros sobre eso, no al menos libros
mexicanos. Tenía un par de libros buenísimos, me acuerdo mucho de
La música de los vampiros, de Poppy Z. Brite, que todo empieza con
un concierto de Peter Murphy, pero en Nueva Orleans y yo decía “yo
quiero leer cosas que pasen aquí”. Luego leí un libro de Fran
Ilich que se llama Metro pop, que era sobre adolescentes en Tijuana y
dije “no, pues sí se puede. Si no lo hay, pues lo voy a escribir
yo”. Entonces la primer idea fue escribir una colección de cuentos
y poco a poco fue mutando y se convirtió en la novela, pero al mismo
tiempo le fui volcando otras inquietudes que también tenía, por
ejemplo, esta cuestión de la adolescencia eterna de mucha gente,
gente que tiene mi edad y sigue en la fiesta, en un plan sumamente
adolescente...Tengo amigos que a sus cuarenta se siguen ligando a
chavas de diecisiete, dieciocho, como un modo de seguirse sintiendo
de diecisiete o dieciocho. Y otra inquietud mía es la necesidad de
las mujeres, aunque suene un poquito, no sé, como “vamos a
militar” y eso, pero sí, la necesidad de las mujeres de
reivindicarnos y de decir “sí podemos hacer las cosas y valgo por
quien soy y no por si traigo falda o pantalón” y todo eso lo
volqué creo en el personaje principal.
Entonces,
¿Ojos llenos de sombra
está basada en experiencias tuyas?
Muy vagamente. Sí
hay cosas que me pasaron a mí o que le pasaron a gente muy cercana o
que me contaron que le pasaron a amigos de un amigo que me parecían
anécdotas tan buenas que me las robé vilmente, pero casi todo lo
hice pasar por el filtro de la ficción. Incluso gente que vivió
algunas cosas que fueron semilla de esto cuando leen el libro no me
han reclamado nada, así que supongo que está bien transformado.
Pero sí, sí hay algunas que son apuntes del natural de lo que yo
veía cuando iba al Chopo o de lo que había en un backstage cuando
iba a un concierto...
¿Por qué escribir para jóvenes?
Fue un poco una
casualidad que saliera para jóvenes, quizá porque yo estaba
pensando en mi propia adolescencia y estaba haciendo un personaje
adolescente y todo se fue dirigiendo y quedó como una historia muy
juvenil, entonces dije “vamos por este lado y vamos bien”. Pero
además yo soy una lectora de libro juvenil, soy muy entusiasta del
libro juvenil, me gustan mucho autores como Kevin Brooks o Adam Rapp,
que es uno de mis favoritos, porque también escribe de chavos que
andan en ondas un poquito menos ñoñas. Y me parece que el público
juvenil es más honesto de alguna manera. Si no les gusta tu libro,
lo cierran, lo botan y les vale, aunque sea tarea de la escuela y no
están pensando en con quién van a quedar bien o si la reseña les
va a servir para, entonces es un público muy estricto pero también
muy generoso cuando algo les gusta. De algún modo yo me siento
todavía más en contacto con, hablando de adolescentes eternos, con
la yo de 17 años que fui que, por ejemplo, con mis amigas que ya son
mamás. Cuando me platican las travesuras de sus hijos,
inmediatamente y sin evitarlo, me pongo del lado de los hijos, del
lado de la travesura, del lado de la cosa más fresca, más humorosa,
más lúdica; entonces supongo que se dio naturalmente.
¿Qué esperas o qué esperabas
conseguir con tu libro?
Ay, pues...yo
esperaba, primero que nada, sacar esas historias, demostrarme a mí
misma que podía terminarlas, que podía llegar a un punto final
porque sí me costaba mucho trabajo concretar proyectos. Y por
supuesto que alguien la leyera y que quien la leyera encontrara algo
de sus propias inquietudes ahí metidas también. No pienso que sean
mil lectores o que sean diez, yo digo una persona que lo lea y diga
“oye, me identifiqué por esto y esto” y que platiquemos del
asunto, yo ya contenta.
Según tu opinión, ¿cuál es el
elemento más valioso de Ojos
llenos de sombra?
Yo creo que los
diálogos, la verdad. Soy una dialoguista...ay, va a parecer que soy
entusiasta de muchísimas cosas, verdad...pero realmente de hacer
guiones lo que más me gusta es hacer los diálogos. Para este libro
en lo que más puse atención fue en los diálogos y me parece que
están bien logrados, los lees y dices “mira, sí se sienten bien
naturalitos”, entonces yo quisiera pensar que su aporte es que es
un retrato de una forma de hablar fresca, creíble, no
impostada...Ahora, sí además puedo convencer a alguien de que crea
en sí mismo y que tome sus decisiones sin dejarse arrastrar por sus
miedos, estaría padrísimo.
Retomando al público juvenil, ¿qué
factores crees importantes para acercarte a ellos?
Lo más importante,
desde mi punto de vista es no tratar de darles un sermón, así de
sencillo. Cuando tú te subes al pedestal y dices “desde aquí yo
te voy a decir como vivir tu vida, porque yo cuando tenía tu
edad...” ya, estás perdido y ya perdiste al lector. Yo creo que
tiene que ser desde un nivel de iguales, “yo también tuve tu edad,
yo también tuve tus problemas, es más, todavía los tengo, todavía
me aterra en la mañana pensar qué me voy a poner y es ridículo
porque nadie te está viendo en el metro, pero tú tienes esa
inseguridad y yo la tengo también y podemos platicar como iguales y
compartir experiencias. A lo mejor hoy me toca a mí pasarte un tip a
ti, pero a lo mejor tú me das un tip a mí y lo podemos hacer
juntos” Yo creo que va un poco por ahí, que el chavo a la hora de
leer el libro, sienta que está dialogando, no que le están dando
una cátedra. Por lo menos es como me ha funcionado a mí.
Hablando sobre un asunto un poco más
general, ¿qué opinión tienes sobre la nueva narrativa mexicana,
es decir, la obra de autores nacidos a partir de los 60?
Yo creo
que hay mucha y eso es muy bueno, para todos los gustos y eso es
maravilloso, no tan difundida como quisiéramos, a lo mejor todavía
falta más acercamiento de los autores con los lectores, que
escribamos más para el lector promedio y no para el lector de Letras
Libres, para el crítico, para ver qué opinan, todo eso...Pero a mí
me parece que se han dado cosas muy buenas, por ejemplo Verónica
Murguía, ni modo, tengo que echarle porras a Alberto Chimal, no por
ser mi marido, sino porque su obra es realmente muy buena; todavía
cuando lo leo se me hace un nudo en la garganta, me emociono y digo
“qué bien escribe Alberto” y me da muchísimo gusto. O por
ejemplo José Luis Zárate, que es también de los 60. Quizás no son
los más mainstream, pero son los que más me emocionan y quizás es
por esto, porque escriben más por el gusto y menos por la imposición
o por la necesidad de agradarle a una cúpula. Pero autores como Bef,
por ejemplo, Karen Chacek, Erika Mergruen, que están escribiendo
cosas como más de subgénero necesariamente, pero sí alejados de la
estética hegemónica, digamos. Yo creo que va muy bien la literatura
mexicana y que vamos a ver cosas muy interesantes. A lo mejor no
vemos obras como, porque nos critican mucho “¿dónde está La
región más transparente de tu generación?” Pues es otra
generación y es una generación mucho más atomizada, en donde
internet juega un papel primordial. A lo mejor ya se escribió esa
obra pero está en un blog y no la has encontrado tú. Que tú no la
hayas encontrado no quiere decir que no exista, entonces creo que
estamos en una época más de descubrimiento de la literatura que de
imposición, como era en décadas anteriores.
Aprovechando que tu
novela ganó el Premio Gran Angular, ¿qué opinas de los premios
literarios?
Yo creo
que hay de todo, que son una herramienta y quien usa la herramienta
decide si...por ejemplo, tú decides si el martillo lo usas para
construir o para romperle la cabeza a alguien, igual con los premios.
Hay premios que sabemos todos que están más amañados que nada, que
se sabe desde antes quién los va a recibir o que por lo menos los
editores saben desde antes, pero hay otros que son muy limpios y son
una buena forma de entrar al ruedo, de probar tu talento. A lo mejor
no ganas el premio pero sí una mención y eso ya te va diciendo por
dónde. A lo mejor no ganas nada, pero entonces lees cuál ganó y
ves qué es lo que está ahorita gustando y todo. Y la verdad es que
para mí ganar el premio fue una cosa maravillosa, porque mi plan de
acción era “meto el libro al premio, lo pierde, le busco editor,
digamos que en 2013 encuentro a alguien que se interese, para que
salga por ahí de 2014...” que es como el proceso natural y el
premio aceleró todo y de repente el libro ya está con editor, con
difusión, con todo...wow. Yo feliz...y sí creo que hay que confiar
en los premios y que hay que exigir que los premios cumplan con lo
que están prometiendo.
¿Estás trabajando en
algún proyecto actualmente?
Estoy
trabajando ahorita en dos proyectos, quizá tenga que elegir uno a
tiempo completo y ya después darle al otro. Uno es una novela de
zombis, que de hecho la empecé hace bastante tiempo, pero le dedico
ratitos; y el otro es el libro de cuentos que ya tengo terminado pero
que todavía no me tiene muy satisfecha al cien por ciento, todavía
creo que le voy a tener que cambiar cosas, quitar algunos, meter
otros que hay que escribir, cambiar el orden de las historias...
Aparte de los zombis y
los libros para jóvenes, ¿sobre qué más te gustaría escribir y
por qué?
Una cosa
que a mí me gusta...es que el problema es que a mí me gustan mucho
los subgéneros, algunos. Me gusta mucho la literatura de horror y no
creo que deba circunscribirse ni a una edad ni a un determinado tipo
de lector. Carlos Fuentes escribió cuentos de horror o fantásticos,
Octavio Paz también lo hizo, nada más que a ellos no les pusieron
la etiquetita. Entonces creo que a mí me gusta el horror y creo que
puedes encontrar ahí cosas bien interesantes, me gusta mucho la
ciencia ficción, tengo también ahí un boceto de un coso de ciencia
ficción a ver cuándo lo puedo acabar. Pero me gustaría escribir
sobre todo de cosas que tengan que ver con los sentimientos y no en
un plan rosa, sino realmente de explorar el alma y sus
contradicciones y por qué pensamos como pensamos o por lo
menos...bueno, es que es algo de lo que me he dado cuenta, me pongo a
explorar por qué pienso yo como pienso y por qué hago yo como hago
y ya que está escrito resulta que otras personas también se
identifican.
Ya para terminar, ¿qué
consejo le darías a los jóvenes que pretenden ser escritores?
A
ver...sería el consejo: lean mucho, porque al leer ves qué ya se ha
hecho, qué no se ha hecho, adquieres buenos hábitos y además buena
ortografía, que para mí es vital, y escriban sin detenerse a pensar
en qué van a pensar de ustedes. Porque a mí me pasaba, estaba yo
escribiendo e imaginándome el que me iban a juzgar, o que se iban a
burlar de mí o que...En el momento en el que dejas eso atrás,
avanzas. También diría que lo disfrutes, que escribas porque te
gusta, no por una obligación.
Bueno, muchísimas
gracias, Raquel, a nombre de todo el equipo de Opalescencias. Próximamente podrás ver la entrevista en el portal.
Ay,
muchísimas gracias, me dará mucho gusto.
*El proyecto nunca se llevó a cabo. Por eso la entrevista sólo fue publicada en este medio.
*El proyecto nunca se llevó a cabo. Por eso la entrevista sólo fue publicada en este medio.