3.5.18

Voz de la guitarra mía: Concierto del Dúo Metropolitano




El pasado sábado 28 de abril se presentó el Dúo Metropolitano en la Iglesia de San Fernando, ubicada en la Colonia Guerrero. El dúo, conformado desde noviembre de 2015 por Juan Manuel Díaz Toriz y José Joaquín Hernández García, deleitó a los asistentes con piezas variadas que mostraron pequeños atractores de la historia de la guitarra. 

En primer lugar, Díaz Toriz presentó como solista la “Sonata for lute No. 34” de Silvius Leopold Weiss, una pieza del periodo barroco de la que destacó seis movimientos. Se trata de una melodía delicada que funcionó para ambientar el concierto y emocionar a los asistentes, en su mayoría personas de la tercera edad. Los contrastes entre los distintos matices de la pieza contrastaron a su vez con el fondo del retablo barroco de la Iglesia. 

Enseguida, el músico interpretó “Capricho árabe”, de Francisco Tarrega. Si bien se conjuntó de una manera sutil con la pieza anterior, la melodía de Tarrega mostró además un erotismo muy fino, permitiendo la transición hacia el “Preludio” y la “Fuga No. 1” del compositor cubano Leo Brouwer. Esta última se trata de una pieza más radiante y es oportuno señalar que Díaz Toriz optó por conjugar a músicos de distintas épocas, siendo Brouwer el más contemporáneo y quien todavía vive. 

José Joaquín Hernández García continuó con el concierto presentando su repertorio como solista. Como explicó el joven músico, con su selección pretendió mostrar de una manera compacta la historia de la guitarra, incluyendo piezas que fueron adaptadas para dicho instrumento. 

Con “21 diferencias sobre el Conde Claros”, de Luys de Narváez, ilustró el periodo renacentista, aquel donde el arte en general se volcó en busca de los valores estéticos del periodo clásico griego y romano. La pieza, con un ritmo muy diferente a los de las melodías presentadas por Díaz Toriz, estuvo excelentemente colocado para recuperar la atención del público después de una breve pausa. 

Del periodo barroco Hernández García destacó la importancia de Johann Sebastian Bach e interpretó el Preludio de “BWM 998”. Al igual que en el primer segmento, el retablo de San Fernando sirvió como escenografía para la pieza. Si bien se trata de música sobrecargada, el público mostró agrado por ella. 

La música intelectual de Bach cedió el pasó al “Estudio XX” de Fernando Sor y el “Estudio I” de Heitor Villalobos, mostrando el avance paulatino hacia la guitarra clásica contemporánea. 

Hernández García cerró su aparición solista con “Variaciones sobre un tema de A. Cabezón”, la última pieza compuesta en vida por Manuel M. Ponce, músico mexicano de gran importancia. Es interesante que el Hernández García haya elegido a Ponce, considerado por muchos el padre del nacionalismo musical mexicano, para cerrar su antología breve de la historia de la guitarra. Da así un sentido global en el que inserta a la música mexicana a la par de músicos renombrados como Bach. 

El tercer bloque se compuso de varias intervenciones como dúo, que recuperaron la esencia de los dos bloques solistas. Se retomó a Fernando Sor con el “Divertimento 1”, músico considerado el Beethoven de la guitarra. Si bien el Divertimento y el Estudio presentado anteriormente muestran bastantes diferencias, el estilo de Sor es fácilmente identificable, señalado además por ser uno de los músicos más adelantados a su época. 

Posteriormente el dúo interpretó “Bad Boy”, de Tōru Takemitsu. El músico, como explicó Díaz Toriz, es reconocido por fusionar elementos de la música oriental con la occidental. Se conecta así con el bloque uno, dado que “Bad Boy” es una pieza muy delicada que conforme avanza explota la potencia que guarda. 

El concierto cerró con el popurrí “México mágico”, de Julio César Oliva. Con ello se retoma nuevamente la idea de vincular la música mexicana, en este caso popular, con la historia general de la música. Las primeras notas, que pertenecían a “La Bikina”, causaron los aplausos de todos los asistentes. Si bien las otras melodías son agradables al oído, la música popular está encorporeizada en los mexicanos y por ello su factor emotivo es aún mayor. 

A “La Bikina” siguieron fragmentos de “Mi ciudad”, “México lindo”, “Amor eterno” y “El son de la negra”, entre otros. Al finalizar la melodía, el dúo fue despedido con los aplausos y uno que otro grito de los espectadores. 

Es oportuno recalcar el trabajo del dúo, debido a que no sólo procuran la sincronía al momento de tocar, sino que realmente hay un trabajo en equipo donde el uno cuida al otro. Pese a su juventud, ambos músicos ejercen su profesión con enorme responsabilidad y talento. 

El Dúo Metropolitano se presentará los próximos 5 de mayo en la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, ubicada en Donceles 102, a las 18 h; y el 19 de mayo en el Museo de San Carlos, ubicado en la Avenida Puente de Alvarado 50, a las 13 h. 

11.9.16

Sobre Nacho Padilla

Quise escribir sobre Nacho, pero las palabras no fluyeron antes. Aparecieron durante el Homenaje que se le hizo en la Ibero el pasado viernes 26 de agosto.

Conocí a Nacho antes de conocerlo. Mi madre encontró, o encontramos juntas, Todos los osos son zurdos. Recuerdo a mi madre reír con el título. Recuerdo que lo primero que pensé fue "claro, todos los osos polares son zurdos". Y lo siguiente que recuerdo es que estaba riéndome con la torpeza de Rulo (y con la mía propia). El primer regalo de Nacho fue ése, una tarde con mi madre riéndonos juntas.

La verdad sea dicha, Nacho Padilla era el maestro más barco de Letras. Su clase, en vez de Modelos Literarios de tal o cual siglo, era de chismes literarios. Se sabía de memoria las vidas de Tolstoi, Stevenson y por supuesto, su querido Cervantes. Nacho nos hablaba de ellos no con el rigor académico ni la solemnidad de otros, sino como si fueran los amigos con los que iba a tomarse unas chelas un viernes cualquiera. Tenía la soltura y la admirable improvisación para hablarnos durante dos horas sin aburrirnos. Porque él sabía emocionar, encorporeizaba la emoción como pocos y la compartía.

Junto a otros maestros, Nacho nos recibió. Éramos mocosos de primer semestre con cara de muppets y sueños de ser escritores. Se impresionó cuando recibió a una generación de diecisiete personas, después de tener generaciones de tres o cinco alumnos. Y nos animó a escribir, desde ese día uno. Cuando de manera más personal le dije que quería ser escritora, me aconsejó pararme una hora más temprano y dedicarla a la escritura. Bromeé con que tendría que pararme a las 4 am. "¡Olvídalo! Los escritores también dormimos", bromeó él.

Durante el semestre que me dio clases, yo colaboré con la organización de un simposio de LIJ. Nacho era uno de nuestros conferencistas magistrales y yo lo moderaba. Coincidió que la conferencia era en su horario de clase. Me preguntó, como el Simposio era de pago, que si sus alumnos podían entrar a la conferencia sin problema, sin pagar. Le dije que tenía que revisarlo. Su respuesta tiene eco hasta el día de hoy. Dijo, firmemente, que a ver cómo lo arreglaba, porque si sus alumnos no podían entrar, cancelaba su conferencia. Porque ellos eran lo más importante.

Se ha hablado tanto de Nacho Padilla como maestro, como colega, como... pero es que Nacho era un maravilloso ser humano. Otro semestre me lo pasé en silla de ruedas. Y él fue de las pocas, sino únicas personas en ayudarme. Recuerdo que me vio desde el jardín donde solía fumar. Me preguntó qué había pasado y lo siguiente que recuerdo es que Nacho apagó el cigarro, salió corriendo del jardín y me ayudó. Ese día me alegró, porque se la pasó bromeando con cosas como "¡mira, somos dos cyborgs!".

Lo vi hace tres semanas antes de su muerte. Tres semanas. Hablamos de mi proyecto de titulación. Me dijo que le mandara un correo para agendar un café y platicar mas ampliamente de él. Su interés, como todo, como siempre, fue genuino. Su sonrisa, su último abrazo. Es lo que queda en mi memoria, junto a todas las anécdotas que me quedan por contar.

Gracias, Nacho. Por todo.

22.10.15

J.K. should shut up

 (Original here)                      

Let me begin with something. I'm a member of the "Harry Potter Generation", the kids that grew up with Harry, Ron and Hermione in the 90's and 00's. I used to go to school with Harry Potter and the Goblet of Fire under my arm and I was bullied for carrying that "dictionary" every single day. My book won't lie. It's broken, damaged and dirty. And for God's sake, I cried like a baby when Sirius Black was killed.

In other words, I love Harry Potter.

So, why do I say that J.K. should shut up? Because she's ruining everything. There are two basic rules in writing. First, when you give your text to others, it isn't your text anymore. It does not belong to you. It's theirs. And second, your damn text should stand by itself, if it can't, then it's bullshit.

J.K. did well the first years after the end of Harry Potter. And by end I mean both, when the last book was published and when the last movie was screened. It hurt, of course. As a fan, I cried when the Golden Trio hugged each other at the Premier of Harry Potter and the Deathly Hallows 2. But it was the correct thing, the production stopped, but the aesthetic object would continue. It has continued this years.

However, the social networks have been the nightmare of the author. Fans all over the world not only have written lots and lots of fanfics, now they have J.K. in twitter, and they're asking her every single doubt. They're begging her to fill the damn indeterminate spaces instead of imagining them. And that's a problem. It might seem that they're a bunch of fans trying to get in touch with the woman that turned their (and our) childhood into something magic, but the chaos begins when J.K. actually answers.

A couple of weeks ago J.K. asked fans to wish Harry's son good luck on his first day at Hogwarts. Like, really? Was it necessary? Obviously, the fans reacted. It's ok to "live" the books, but there's a limit and this woman is crossing it.

The problem isn't that J.K. keeps in touch with her fans, the problem is that she's not writing accesories for the Harry Potter books, she's fixing them. Instead of leaving things as she left them years ago, she is reimagining the story through the fans' questions. For example, she has recently told that Hagrid is not capable of making a Patronus because it's a really difficult charm. I was furious. Yes, she's the author, but she has no right to correct nor add things to Hagrid. We perfectly know that Hagrid is less powerful than other wizards, but J.K. threw a lot of shit to him with that comment.

It's the same with Snape. She has told that he smells of "bitterness and old shoes". I mean, come on...! It was enough with having such a character killed by a fucking snake in the most ridiculous way, don't ruin it more. Yes, we all know that Snape looks like he hasn't taken a bath in years, but that's no reason to humiliate him (more and more). If J.K. was smart, she would notice the powerful character she has. Snape is greater than Harry and has touched more memories than the Chosen One himself.

I could tell more and more examples. Rowling has told why uncle Vernon didn't like James (and Harry for consequence), has invented in which House is the oldest son of Harry, what happened with Teddy Lupin, new articles of Rita Skeeter... But the worst was when she said that Ron didn't deserve Hermione.

Goddammit, J.K.!

Yeah, we all know that Hermione is a genius and that Ron, well, he has a brilliant and warm heart. Both of them are willing to sacrifice themselves to save the ones they love. We all didn't agree with Ron marrying Hermione and extremely sickly sweet (and kind of sexist) details like their Patronuses. But it was Rowling's decision to put them together and we all respected it. Obviously we reacted with a lot of fanfics, but come on, there are fanfics of Harry married with Draco or even with Dumbledore (daaaaaamn), so it's no surprise.

But when the author says that she made a mistake and wants to compensate Hermione, we definitely have a problem. The first reaction was like "oh yeah, I knew it!", but then I felt shame for J.K., because she's not letting his work rest. To tell that to her fans wasn't to compensate Hermione, she wanted to feel good with herself. She didn't like it, she wrote something else, the fandom believed it and everything is fine. It's deplorable.

And with this I'm counting to ten until the first potterhead tells me that I'm a hater, a stupid-you-know-nothing, or even a Death Eater. As I said, I love Harry Potter. That's why I can't stand seeing and reading what J.K. is doing. Harry Potter is my childhood and this woman is trying to change it. I spent years looking for my damn letter and she says that we all went to Hogwarts because it's in our heads. She killed my favourite characters (I won't forgive Sirius death in my whole life) and then she humiliated them. I have reasons to thank J.K. Rowling, but she's giving me more reasons to hate her.

When I was ten, more or less, I finished The Order of the Phoenix and swore to myself that I would never read something else from her, because of the pain she gave me killing Sirius Black. Until today, I have achieved it, except by a couple of those Pottermore articles and her tweets. And with the things she's doing, I have no intention of reading something more. It's my reader's right. I don't wanna see the texts I love chopped again and again.

For many of the potterheads, J.K. Rowling is their Queen. For me, she was. I'm terribly dissappointed. Once I wanted to be a writer like her, but not anymore. I mean, I do want to be a writer, but if I ever modify my texts in twitter after they have been published, please shoot me. She's like Pavlov, she announces something new, a detail, and the fandom goes mad and almost start salivating (some actually do...). J.K. really believes she's the Queen and that she can do whatever she wants. Actually she can, because she has the money and the prestige, but that doesn't means that everybody's gonna applaud it.

J.K. should shut up and let Harry and the others in fucking peace. A tweet won't change the story and just leaves her like a poor writer. The books are published, and even if she decided to make a new edition changing all the things she hates, she can't undone the story she wrote. I know that tweeting and answering fans' questions is a strategy to sell, to get more readers and to keep the loyalty of the others. But it can be done in a different way. She could involve the reader's mind and imagination to answer the questions instead of being the "voice of reason and truth".

The Harry Potter fandom is huge and loyal as a dog. Everything Rowling says will be taken as a truth, but again, the texts are not hers. Are ours. She created this macrocosmos and let us live in it, but we decide how to live in it, we don't need her to tell us how's everything. That's the fucking power of the literature, imagination, and ironically, magic.

Someone must tell her to stop.

4.10.15

LIJ Ibero. Principio y fin.




El pasado 30 de septiembre se presentó, por fin, LIJ Ibero. Revista semestral de literatura infantil y juvenil contemporánea, en la Universidad Iberoamericana. 

Cabría mencionar que este número 0 recupera material del sitio web que se tenía antes, es decir, no se realizó una convocatoria. La mayoría de los autores que integran este trabajo son alumnos o maestros de la Universidad Iberoamericana. 

Hay una sección creativa de poemas mínimos y para ella sí se realizó una convocatoria a nivel internacional, a través de la plataforma de escritores.org y en diversos grupos de Facebook. Así mismo, se contactaron ilustradores jóvenes para que le dieran mayor vida y frescura a esta publicación. 

LIJ Ibero comenzó hace mucho y le falta mucho que recorrer. Es éste un primer boceto de lo que se proyectó para la revista. Todavía hay grandes huecos en los estudios sobre la LIJ y se necesitan publicaciones serias, que junten las voces expertas con aquellas que traen nuevas tendencias a nivel de investigación. 

Digo principio y fin porque es el inicio de la vida de esta revista, que lo tiene todo para despegar y situarse como una publicación de gran prestigio a nivel internacional; pero por otro lado, es el fin de un ciclo para mí. Con la publicación del número 0 me despido formalmente de LIJ Ibero. 

Sin más, pueden acceder al material dando click en la imagen. 


18.9.15

Historia del Rey Transparente. Rosa Montero



Llevo cerca de seis años intentando hacerle justicia a este libro. Cada vez que escribo sobre él, siento que algo me falta, y es que no puedo poner por escrito todo lo que siento, todos los recuerdos. La última vez que garabateé algo fue cuando Rosa Montero vino a México, en noviembre del 2013. Rehice una carta que le escribí a los 16 años, pero que nunca entregué. Y sigo sin hacerlo.

Historia del Rey Transparente es mucho más que una novela. La memoria me falla, pero algunas de mis notas dicen que el libro llegó un jueves. No sé si en efecto era jueves,  pero recuerdo la escena como si hubiera pasado ayer. Mi madre llegó y me entregó un libro nuevo. Dijo que le había gustado la portada y que al leer la contraportada supo que era para mí, así como estaba yo de obsesionada con las historias medievales.

Recuerdo que no tenía nada que leer y que le di una oportunidad.

Joder, lo que hace Rosa desde la página uno es para aplaudírselo. La autora le da firmeza a su protagonista, Leola, desde las primeras frases, que escribo de memoria:

"...Soy mujer y escribo. Soy plebeya y sé leer. Nací sierva y soy libre..."

La anécdota del libro no importa aquí. Puede hallarse en cualquier otra reseña o hasta en Wikipedia. Lo importante es qué diablos hizo ese libro. Lo importante son los temas y cómo los teje, y sobre todo, la maldita voz de Leola.

Algo diré sobre el libro: es metadiegético. La historia del Rey Transparente está dentro de la Historia del Rey Transparente, y cada vez que alguien quiere contarla, ocurre alguna desgracia. Pues bien, no sé si fue el libro o si fueron mis manos adolescentes torpes y distraídas, pero cada vez que quería leerlo, el libro se perdía. Hubo dos intentos grandes, donde leí gran parte del mismo, pero en ambos se perdió y tuve que comenzar de nuevo.

A los 14 años me mudé y olvidé a Historia entre todos los libros guardados en cajas. Dos años. Cuando lo reencontré, me cayeron en un segundo todos los nombres, la sangre, sentí frío. Leola gritaba. El libro vibraba. Ya sé, es exagerado, pero juro por lo más sagrado que el encuentro con ese libro fue como una revelación. A esa edad ya había decidido que quería escribir, y cuando releí las primeras frases de Leola, sentí lo mismo una bofetada porque mi escritura era mediocre y temerosa, y un impulso para, primero, terminar de una buena vez con el maldito libro, y en segunda, para escribir.

Aquí es donde me atoro y las palabras ya no sirven. Escribo esto con una luz mínima, así como Leola con las velas de las Buenas Mujeres. Mi caballero dice que es aquí cuando me brillan más los ojos y agito las manos, porque la garganta se me cierra, como si el silencio cómplice de Leola se impusiera en mí. Y es que ya no sé qué decir del libro. Recuerdo que lo leí como si no hubiera mañana. Recuerdo que mi abuela me maldijo y lo maldijo porque preferí quedarme con Matilde de Anjou que subir a rezar con ella. Fue ésa la primera vez que sentenció que se me iban a secar los ojos. Fue ésa la primera de tantas veces que me mandó al infierno.

Y recuerdo también que cuando lo leí con mi mejor amigo, nos atravesó el pasaje de Ricardo Corazón de León. Y Dhuoda nos hacía temblar. Fue un encuentro brutal con la homosexualidad, después de estar en un ambiente cerrado donde no se habla de ello. Leola, Leo, fue quizás nuestro primer acercamiento con alguien transgénero, antes de que siquiera supiéramos la palabra. Si bien es cierto que ella se reconoció siempre como mujer, se configuró como hombre. Creó su espacio y su tiempo como un varón.

No quiero caer en el cliché de "me identifiqué con la protagonista", pero caray, si consideramos que lo leí a los 16 años, pues la neta es que sí. Porque Leola es una joven realista. No es una heroína de DC o Marvel. Es una escuincla que tiene miedo, que quería casarse con Jacques, que se ve en una guerra y tiene que disfrazarse de hombre para sobrevivir, que tiene que aprender a pelear, y que de pronto decide romper con todo eso y tener una vida más o menos feliz con el hombre que ama, hasta que la puta muerte la acecha otra vez. Es un mar de sentimientos, una vorágine que trastoca, y si alguien sale intacto después de leer Historia del Rey Transparente es o porque es un insensible de mierda o porque no entendió un carajo.

La misma Rosa, cuando me firmó el libro, anotó "este libro sobre la aventura de vivir". Y es eso.

Si Historia está entre mi top five de libros que me formaron, es por eso. Porque en el momento más oscuro de mi vida sólo tenía ese libro. Porque cada noche que la muerte me acechaba, yo leía, sujetaba el libro como Leola su espada, y embestía a los fantasmas. Porque cuando el silencio lo envolvía todo, el libro lo rompía con un estruendo. Porque por más estúpido y cliché que suene, ese libro me sostuvo, me ayudó a resistir. Me salvó. Me arrancó  –literalmente– de las manos de la muerte y me guió hacia las únicas luces que conozco, el amor y la escritura. Ya sé, es una cursilería. Pero esto no es una reseña literaria. Ni siquiera una crítica. Quiero hacerle justicia al sentimiento que generó el libro.

Desde Historia sostengo y afirmo que un libro puede salvar. Heme aquí. El decir que este libro de Rosa Montero me salvó no es gratuito. Es real. Cada maldita palabra es real. La resistencia también lo es. "Las Buenas Mujeres rezan. Yo escribo [...] es el don del que me siento más orgullosa". Podría jurar que si este libro no hubiera aparecido, en primera, no me habría aventado a ser escritora; y en segunda, literalmente ya no estaría aquí. Al final la luz lo invadió todo.

Mi concepción de la literatura dio un giro radical después de mi encuentro con Historia del Rey Transparente. Porque la escritura es, antes que un arte, un medio de resistencia, pero sobre todo, es la mejor forma de amar. No sé cuánto de su corazón haya puesto Rosa en este libro, pero joder, aún hoy, seis años después, sin haber leído el libro en años, algo se remueve. Porque recordar la luz duele, cala en el pecho como si embistiera un ariete.

A diferencia de la última carta que escribí, esas dos luces, la escritura y el amor, hoy son más fuertes. En aquel tiempo no tenía nada en mi escritura. Hoy puedo decir que tengo a por lo menos tres personajes ya maduros, firmes. Personajes que ya no se caen en un cuento mediocre, que resisten, que vibran. Tengo a alguien con quien compartir mi escritura, como Pacheco con Cristina o la misma Rosa con su marido. Y sé que sólo tengo esas dos cosas, mi escritura y el amor. Para Leola fue suficiente, incluso cuando la muerte estaba a unos escalones de distancia, cuando el silencio fue sustituido por el bisbiseo de las Buenas Mujeres. Rosa no lo dice, pero todos sabemos cuál fue el final de Leola. Podría parecer una vida triste y quizás inútil, pero hubo pasión de por medio. Qué más da si la mujer no superó los veintitantos años de edad. Vivió con verdad y con pasión. Y creo que es algo a lo que todos, o al menos yo aspiro.

No sé si con esto le hago total justicia al libro, pero por lo menos me quito un peso de los hombros al escribir esto. Pase lo que pase, el daño y efecto que causó el texto ya está, es irremediable. Y pase lo que pase, el libro está ya bien fijo en la base, tanto de mi vida como de mi escritura. Naturalmente aspiro a que esto lo lea Rosa en algún momento, y sí es así, sólo me resta agradecer. Por las palabras, por la salvación, por la luz.

[Y gracias también a mi poeta... ]

21.10.14

Pienso, luego me desaparecen

Porque algo así no se puede pasar por alto.

No quiero ser pesimista, pero dudo que los jóvenes vuelvan a casa. Y duele, porque son jóvenes, estudiantes como yo. Con sueños como yo. Con madres y padres que les lloran y llorarán. Duele, porque pudo ser cualquiera de nosotros. Puede ser cualquiera de nosotros.

Quisiera elaborar un discurso extenso, profundo, pero no puedo.
Pero con esto, ojalá varios despertemos más. Que el terror ya no sea normal, que no lo veamos con ojos indiferentes, como si estuviera bien que fuera el pan de cada día. Que no pasemos por alto tantas y tantas muertes, torturas, humillaciones de hombres, mujeres,  niños, estudiantes, maestros...

Las palabras sirven poco en estos casos. Pero ayudan a no olvidar.

El 2 de octubre no se olvida
Pero tampoco Ayotzinapa
Ni ninguna de las otras (tantas, tantísimas) desgracias.


  1. Abel García Hernández
  2. Abelardo Vázquez Periten
  3. Adán Abrajan de la Cruz
  4. Alexander Mora Venancio
  5. Antonio Santana Maestro
  6. Benjamín Ascencio Bautista
  7. Carlos Iván Ramírez Villarreal
  8. Carlos Lorenzo Hernández Muñoz
  9. César Manuel González Hernández
  10. Christian Alfonso Rodríguez Telumbre
  11. Christian Tomas Colon Garnica
  12. Cutberto Ortiz Ramos
  13. Dorian González Parral
  14. Emiliano Alen Gaspar de la Cruz
  15. Everardo Rodríguez Bello
  16. Felipe Arnulfo Rosas
  17. Giovanni Galindes Guerrero
  18. Israel Caballero Sánchez
  19. Israel Jacinto Lugardo
  20. Jesús Jovany Rodríguez Tlatempa
  21. Jonas Trujillo González
  22. Jorge Álvarez Nava
  23. Jorge Aníbal Cruz Mendoza
  24. Jorge Antonio Tizapa Legideño
  25. Jorge Luis González Parral
  26. José Ángel Campos Cantor
  27. José Ángel Navarrete González
  28. José Eduardo Bartolo Tlatempa
  29. José Luis Luna Torres
  30. Joshvani Guerrero de la Cruz
  31. Julio César López Patolzin
  32. Julio César Ramírez Nava
  33. Leonel Castro Abarca
  34. Luis Ángel Abarca Carrillo
  35. Luis Ángel Francisco Arzola
  36. Magdaleno Rubén Lauro Villegas
  37. Marcial Pablo Baranda
  38. Marco Antonio Gómez Molina
  39. Martín Getsemany Sánchez García
  40. Mauricio Ortega Valerio
  41. Miguel Ángel Hernández Martínez
  42. Miguel Ángel Mendoza Zacarías
  43. Saúl Bruno García

5.10.14

De Nishizawa a Poniatowska



Escribo con tristeza y pesar que el Maestro Luis Nishizawa murió esta semana. La noticia, como otras grandes, me llegó por internet, mientras leía otras noticias. La imagen de sus hijos montando guardia junto a su féretro me caló, como me caló leer "...el último adiós a Benedetti" hace cinco años.

Quizás Nishizawa no fuera tan grande como otros grandes, pero fue uno de mis primeros referentes en artes plásticas. Participé algunas veces en el concurso que lleva su nombre, para niños; nunca gané nada, pero por él discutí con mi maestra, Gloria Cuevas. Mis dibujos y pinturas de humanos sin rostro le disgustaban, le incomodaban.

Nishizawa quizás no fue tan vanguardista, no generó tanta ruptura, pero para mí lo era. Era conocer un nombre importante, dibujar su retrato, no ceder ante la presión de x o y para hacer mi arte de una u otra manera. Yo dibujaba monitos sin rostro porque así entendía yo el arte.

Leer sobre la muerte del pintor me trajo de vuelta aquellos días. Felices, según quiero recordar. Y quise volver a dibujar. Mi excusa favorita: no tengo tiempo. Pero las ganas están ahí, presentes. Y quizás un día en serio vuelva a dibujar y a escribir. Porque la literatura y la pintura no están peleadas y de las dos maneras es posible crear arte. Recuerdo con cariño uno de mis últimos proyectos: rodamos una enorme bola de periódico por toda mi escuela y luego la convertimos en Santa Claus. Borracho.

Por otro lado, también de luto, conocí –por fin– a Elena Poniatowska. Es grande, elocuente, querida. La escuchamos hablar y después un grupo heterogéneo –alumnos, maestros, personal– la seguimos por casi toda la escuela. Queríamos una firma, una foto, una sonrisa. Y ella accedió. Rompió el itinerario y nos dedicó unos minutos a cada uno.

Y habló del 2 de octubre. Y habló del Poli y de la Ibero. Nos habló a nosotros los estudiantes: "hagan bien lo que tienen que hacer; si barren, que su calle sea la mejor barrida". Manos ibero se levantaron haciendo la V de la Victoria, nos sentimos de pronto capaces de hacer algo más.



A Elena la quiero por su Noche de Tlatelolco. Porque hurté el libro de la biblioteca de papá. Porque un maestro –querido, extrañado– nos quiso concientizar al mirar las fotos, al relatarnos el horror, el miedo, la esperanza. "¿Qué van a hacer, señores? ¿Qué van a hacer?", nos repetía. Primer intento de tomar una postura, de ser críticos.

Y es que ante todo el horror, debemos hacernos esa pregunta. ¿Qué vamos a hacer?