21.10.14

Pienso, luego me desaparecen

Porque algo así no se puede pasar por alto.

No quiero ser pesimista, pero dudo que los jóvenes vuelvan a casa. Y duele, porque son jóvenes, estudiantes como yo. Con sueños como yo. Con madres y padres que les lloran y llorarán. Duele, porque pudo ser cualquiera de nosotros. Puede ser cualquiera de nosotros.

Quisiera elaborar un discurso extenso, profundo, pero no puedo.
Pero con esto, ojalá varios despertemos más. Que el terror ya no sea normal, que no lo veamos con ojos indiferentes, como si estuviera bien que fuera el pan de cada día. Que no pasemos por alto tantas y tantas muertes, torturas, humillaciones de hombres, mujeres,  niños, estudiantes, maestros...

Las palabras sirven poco en estos casos. Pero ayudan a no olvidar.

El 2 de octubre no se olvida
Pero tampoco Ayotzinapa
Ni ninguna de las otras (tantas, tantísimas) desgracias.


  1. Abel García Hernández
  2. Abelardo Vázquez Periten
  3. Adán Abrajan de la Cruz
  4. Alexander Mora Venancio
  5. Antonio Santana Maestro
  6. Benjamín Ascencio Bautista
  7. Carlos Iván Ramírez Villarreal
  8. Carlos Lorenzo Hernández Muñoz
  9. César Manuel González Hernández
  10. Christian Alfonso Rodríguez Telumbre
  11. Christian Tomas Colon Garnica
  12. Cutberto Ortiz Ramos
  13. Dorian González Parral
  14. Emiliano Alen Gaspar de la Cruz
  15. Everardo Rodríguez Bello
  16. Felipe Arnulfo Rosas
  17. Giovanni Galindes Guerrero
  18. Israel Caballero Sánchez
  19. Israel Jacinto Lugardo
  20. Jesús Jovany Rodríguez Tlatempa
  21. Jonas Trujillo González
  22. Jorge Álvarez Nava
  23. Jorge Aníbal Cruz Mendoza
  24. Jorge Antonio Tizapa Legideño
  25. Jorge Luis González Parral
  26. José Ángel Campos Cantor
  27. José Ángel Navarrete González
  28. José Eduardo Bartolo Tlatempa
  29. José Luis Luna Torres
  30. Joshvani Guerrero de la Cruz
  31. Julio César López Patolzin
  32. Julio César Ramírez Nava
  33. Leonel Castro Abarca
  34. Luis Ángel Abarca Carrillo
  35. Luis Ángel Francisco Arzola
  36. Magdaleno Rubén Lauro Villegas
  37. Marcial Pablo Baranda
  38. Marco Antonio Gómez Molina
  39. Martín Getsemany Sánchez García
  40. Mauricio Ortega Valerio
  41. Miguel Ángel Hernández Martínez
  42. Miguel Ángel Mendoza Zacarías
  43. Saúl Bruno García

5.10.14

De Nishizawa a Poniatowska



Escribo con tristeza y pesar que el Maestro Luis Nishizawa murió esta semana. La noticia, como otras grandes, me llegó por internet, mientras leía otras noticias. La imagen de sus hijos montando guardia junto a su féretro me caló, como me caló leer "...el último adiós a Benedetti" hace cinco años.

Quizás Nishizawa no fuera tan grande como otros grandes, pero fue uno de mis primeros referentes en artes plásticas. Participé algunas veces en el concurso que lleva su nombre, para niños; nunca gané nada, pero por él discutí con mi maestra, Gloria Cuevas. Mis dibujos y pinturas de humanos sin rostro le disgustaban, le incomodaban.

Nishizawa quizás no fue tan vanguardista, no generó tanta ruptura, pero para mí lo era. Era conocer un nombre importante, dibujar su retrato, no ceder ante la presión de x o y para hacer mi arte de una u otra manera. Yo dibujaba monitos sin rostro porque así entendía yo el arte.

Leer sobre la muerte del pintor me trajo de vuelta aquellos días. Felices, según quiero recordar. Y quise volver a dibujar. Mi excusa favorita: no tengo tiempo. Pero las ganas están ahí, presentes. Y quizás un día en serio vuelva a dibujar y a escribir. Porque la literatura y la pintura no están peleadas y de las dos maneras es posible crear arte. Recuerdo con cariño uno de mis últimos proyectos: rodamos una enorme bola de periódico por toda mi escuela y luego la convertimos en Santa Claus. Borracho.

Por otro lado, también de luto, conocí –por fin– a Elena Poniatowska. Es grande, elocuente, querida. La escuchamos hablar y después un grupo heterogéneo –alumnos, maestros, personal– la seguimos por casi toda la escuela. Queríamos una firma, una foto, una sonrisa. Y ella accedió. Rompió el itinerario y nos dedicó unos minutos a cada uno.

Y habló del 2 de octubre. Y habló del Poli y de la Ibero. Nos habló a nosotros los estudiantes: "hagan bien lo que tienen que hacer; si barren, que su calle sea la mejor barrida". Manos ibero se levantaron haciendo la V de la Victoria, nos sentimos de pronto capaces de hacer algo más.



A Elena la quiero por su Noche de Tlatelolco. Porque hurté el libro de la biblioteca de papá. Porque un maestro –querido, extrañado– nos quiso concientizar al mirar las fotos, al relatarnos el horror, el miedo, la esperanza. "¿Qué van a hacer, señores? ¿Qué van a hacer?", nos repetía. Primer intento de tomar una postura, de ser críticos.

Y es que ante todo el horror, debemos hacernos esa pregunta. ¿Qué vamos a hacer?